El verano, la época más esperada del año. Al pensar en él se nos vienen imágenes en la playa o en la piscina, rodeados de amigos y familias, barbacoas, rutas por la montaña… Sin embargo, para muchas personas, el verano es también sinónimo de retención de líquidos.

La retención de líquidos o edema supone un aumento de los líquidos en los tejidos de nuestro cuerpo. Algunos de los signos más claros que nos deja esta dolencia son, por ejemplo, el aumento de peso y la hinchazón, sobre todo en la zona baja de las piernas y hacia los tobillos. Además de esto, al tacto puede notarse también la existencia de un edema, pues al ejercer presión se puede observar como la piel no vuelve a su estado y posición natural de manera instantánea. Pero, ¿cuáles son las causas detrás de este problema?

Algunos motivos que explican el edema

Existen muchos factores que explican por qué nuestro cuerpo retiene líquidos. La primera causa puede ser un desajuste hormonal, favoreciendo que ocurra en momentos como el embarazo o la menstruación, en el caso de las mujeres. Además, en verano, a nuestro cuerpo se le dificulta más el deshacerse de los líquidos, sobre todo si pasamos mucho tiempo de pie o sentados, ya que por efecto de la gravedad (y todavía más si existen problemas de circulación), el líquido se acumula en nuestras piernas. Además de estas, otras causas son por ejemplo los cambios de presión, lo que favorece que el edema surja tras un viaje largo o en avión, y también la dieta, ya que una dieta alta en sodio favorecerá la acumulación de líquido.

Como vemos, esta afección puede ser resultado de factores muy variados, aunque también puede ser señal de algún problema de salud más grave, como enfermedades cardíacas o renales, por eso siempre se debe acudir a un especialista para un correcto diagnóstico.

Técnicas para evitar y mejorar la retención de líquidos

Algunos de los cambios que podemos hacer en nuestro día a día y que nos ayudarán con este problema son los siguientes:

  • Apostar por alimentos frescos y eliminar los procesados de nuestra rutina. Los alimentos ultraprocesados suelen contener altos porcentajes de sal. En nuestra cocina, intentaremos sustituir este aditivo por especias, marinados o zumo de limón, por ejemplo.
  • Hidratarse correctamente para evitar un desbalance hídrico en nuestro cuerpo.
  • Evitar el sedentarismo y mantenerse activos. Por ejemplo, dedicar una hora al día a caminar o realizar algún tipo de ejercicio.
  • Evitar pasar mucho rato sentados y, de ser necesario, optar por posturas en las que las piernas se mantengan elevadas.
  • Acudir a especialistas. En fisioterapia existen diferentes técnicas que pueden ayudar con este problema, como masajes de drenaje o presoterapia. ¡En Clínica Pedrero estaremos encantados de atenderte!